lunes, 4 de abril de 2011

Te Quiero a las Diez de la Mañana

Saturday, May 15, 2010 11:03 PM
Hace un par de horas, antes de que una de esas pequeñas crisis laborales que me obligan a prender la computadora para solucionarlas, estaba viendo un programa local en el canal de la Universidad Autónoma de Nuevo León.....
ese que por alguna extraña razón es el que mejor se ve y al que menos sintonizamos....el caso es que estaba un tipo de nombre Gregorio Bernal....un locutor que con su voz - aterciopelada como ninguna- hacía que se me pusiera la carne chinita - sin joterías, eh ? - cuando leía poemas de Benedetti, de Neruda....alla en mi lejana juventud ---yo entonces tenía como 18 o 20 y el tipo me los leía en tardes llenas de melancolia....ahhhh que tiempos aquellos !!!!!
 
Hoy leyó - o como le dijo el conductor del programa, "recitó"- un poema de Jaime Sabines, que aunque ya habia escuchado antes, en la voz de Gregorio adquiere unas tonalidades únicas.....lo transcribo, se los comparto  - y lo dedico - a la mujer que amo.....no la he copiado a ella y les pido que no se lo envien....no vaya a después a creerse mucho !!! ...de Jaime Sabines......


Te quiero a las diez de la mañana
 
Te quiero a las diez de la mañana, y a las once, y a las doce del día. Te quiero con toda mi alma y con todo mi cuerpo, a veces, en las tardes de lluvia. Pero a las dos de la tarde, o a las tres, cuando me pongo a pensar en nosotros dos, y tú piensas en la comida o en el trabajo diario, o en las diversiones que no tienes, me pongo a odiarte sordamente, con la mitad del odio que guardo para mí.
Luego vuelvo a quererte, cuando nos acostamos y siento que estás hecha para mí, que de algún modo me lo dicen tu rodilla y tu vientre, que mis manos me convencen de ello, y que no hay otro lugar en donde yo me venga, a donde yo vaya, mejor que tu cuerpo. Tú vienes toda entera a mi encuentro, y los dos desaparecemos un instante, nos metemos en la boca de Dios, hasta que yo te digo que tengo hambre o sueño.
Todos los días te quiero y te odio irremediablemente. Y hay días también, hay horas, en que no te conozco, en que me eres ajena como la mujer de otro. Me preocupan los hombres, me preocupo yo, me distraen mis penas. Es probable que no piense en ti durante mucho tiempo. Ya ves. ¿Quién podría quererte menos que yo, amor mío?




Dolooooooor ya me volviste a daaaaar !!!!

No hay comentarios: