miércoles, 4 de enero de 2012

El nuevo PRI ?????

Me llego esto por correo - gracias - escrito por Graco Ramírez


El nuevo PRI



Graco Ramírez G.   Llegó de Saltillo, exitoso y jubiloso. Era el vivo ejemplo de un gobernador exitoso. Siempre sonriente y bailador. Emitió, por miles, unas tarjetas monederos para que la gente adquiriera mercancías a cambio de su lealtad. El góber en tu casa, en tu mesa, siempre presente. El hijo de una familia de profesores que junto con sus hermanos construyó carreras de ascenso en la burocracia política. Se distinguieron por su eficiencia para hacer redes de lealtades políticas.   Hizo pasos a desnivel, distribuidores viales, kilómetros de concreto y acero por todas las ciudades de Coahuila. La falsa modernidad hecha por una obra pública suntuaria que dejara buenos réditos en comisiones y pagos castigados a los contratistas atrapados en la necesidad de trabajar esperando tiempos mejores en la economía del país.   Llegó al PRI como el favorito del entonces gobernador del Estado de México que era el gran maestro de los segundos pisos, puentes y autopistas. Obras realizadas con una sofisticada red de fideicomisos y cuentas secretas para hacer el más fabuloso cochinito para asegurar el financiamiento de sus campañas y pagos millonarios a una cadena televisora para construir su imagen y hasta seleccionarle a una artista de medio pelo, con buena imagen y popularidad en una telenovela para hacerlo aun el gran cautivador y exitoso hombre público.   Cuando Moreira arribó a la presidencia del PRI hizo un spot de televisión y para la radio presentándose como el nuevo tipo de político que reclamaba la ciudadanía.

Humberto Moreira personificaba al nuevo PRI, diciendo que llegaban nuevos tiempos, que los invencibles se juntaban, con una clara estrategia: vamos por el target de los nuevos votantes. Vamos por los jóvenes que no tiene memoria de lo que hizo el PRI con el país. Vamos a ganar cultivando la desmemoria. Vamos a demostrarle a los jóvenes que somos la generación del éxito.   No tardó en que la avasalladora figura, el personaje del spot televisivo fríamente calculado para construir la alfombra roja para Enrique Peña Nieto, empezara a mostrar la manera en que se hizo de una gran fortuna económica personal. Primero se descubrió que su secretario y ayudante de siempre, aparecía como un prominente propietario de bienes raíces en Estados Unidos. Después surgió la denuncia de legisladores que demostraban que él se autorizó créditos millonarios, sin autorización legal del Congreso.   No le bastaba tener la mayoría priista y hasta algunos diputados de los partidos que deberían ser de oposición. Un Congreso mayoritario y dócil no le fue suficiente. Hizo con su secretario de Finanzas la falsificación de decretos del Congreso para hacerse de esos dineros como verdadero atracador que saca a sus victimas todo lo que sea posible con la mayor impunidad.   El escándalo se conoce cuando se habla de una deuda que deja hipotecado a Coahuila para los próximos 15 años, pasada la campaña en donde el icono del nuevo PRI heredara el puesto a su hermano en el gobierno del Estado. No tenía para pagar sueldos. Las miles de tarjetas del monedero tricolor dadivoso ya no respondía en los cajeros electrónicos. El gobierno de Coahuila se declara en quiebra tácita. Se acabó la fiesta de los Moreira. Los ciudadanos amanecieron como los responsables de pagar el atraco financiero de Coahuila.   No pudo más y Enrique Peña Nieto llama al relevo a un militante de trayectoria respetable en ese Partido como lo es Pedro Joaquín Coldwell, que por cierto no se identifica con los postulados de esos nuevos liderazgos construidos con el marketing y la gran corrupción. Esa es una medida para salvar la fachada. El que va a mandar más adelante lo será, cuando el candidato ponga a su jefe de campaña, que seguro será de los perfiles que los acompañaron en el Estado de México o por el ex gobernador de Hidalgo que sabe al igual que él como usar el dinero para comprar votantes.   Por estas tierras aparecieron los personajes de los rostros jóvenes que venían a oxigenar la política en Morelos. Una mezcla de los hijos de Jorge Carrillo Olea y un curioso personaje que se ganó la lotería con la gubernatura que igual que apoya a un candidato del PRI en la presidencia municipal de Cuernavaca reaparece recientemente apoyando a un precandidato del PAN, que tiene la virtud de saber las cuitas financieras de su administración y de la que hoy corre. Lo evidente es que la divisa del nuevo PRI es que lo prometido es deuda. Es así que en menos de siete meses la deuda de Cuernavaca pasó de 30 millones a 700 millones de pesos. Deuda que deja hipotecado al municipio de Cuernavaca para los próximos 15 años. Pero además se descubre que para hacer sus fastuosas obras inventaron compañías fantasmas que hicieran trabajos en jardines y avenidas, a fin de hacerse de por lo menos 200 millones de pesos para su cochinito. Aprovechándose de su existencia, los gemelos, uno en Cuernavaca y el otro en Huixquilucan, Estado de México, en la nómina de asesores del primo de Enrique Peña Nieto, armaron el andamiaje financiero, como malos discípulos del gran maestro de Coahuila, el virtual candidato presidencial del PRI. Se empieza a destapar la cloaca en Cuernavaca.


Aún faltan otras historias más.   El ultimo capitulo de esta triste parodia la va terminar escribiendo Enrique Peña Nieto, quien ya sin el maquillaje televiso empieza a mostrar su ignorancia cultural: no sabe ni siquiera el titulo de tres libros que haya leído en su existencia; que quien aspira a gobernar no sabe de cuanto es un salario mínimo. No tardará en aparecer su andamiaje financiero que construyó para proteger a su querido tío Arturo Montiel, cuando él era su secretario de Finazas y después líder del Congreso del Estado, aprobándole las cuentas públicas. Por lo que se observa ese PRI no es nuevo, es el mismo de siempre pero ahora encabezado por rostros nuevos proclives a la más vulgar corrupción que llevarían al país a una segura bancarrota financiera con una nueva comalada de nuevos ricos. Estamos a tiempo para que ello no ocurra.

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