Fin de semana, en la casa paterna/materna de la mujer con la que cohabito. Dentro de las muchas charlas en las que participo - como mudo testigo - está la referente a métodos usados en la crianza de nuestros hijos.
El motivo principal por el que me quedo mudo y mirando manchas inexistentes en las paredes es por mi eterno temor a que vean que su hija se casó con un
anarquista del razonamiento, siempre dispuesto a tomar el rumbo contrario a cualquier opinión nomás por fregar.
Claro, tambien me quedo callado porque creo que todos tienen razón, porque en el tema de como cómo criar a un hijo no hay receta perfecta...
Por coincidencia me ha llegado hoy un correo que se relaciona con el tema desde la perspectiva de lo que como padres hemos dejado en el camino con la evolución - si así se le puede llamar - de nuestra sociedad; y como gracias a eso padecemos hoy de problemas que no les tocó ver a nuestros ancestros - violencia urbana, pérdida de valores etc...
Si bien no lo escribí yo, he de decir que no le cambiaría ni una coma... se los comparto
"Somos de las primeras generaciones de padres decididos a no repetir con los hijos los mismos errores que pudieron haber cometido nuestros progenitores.
Y en el esfuerzo de abolir los abusos del pasado, ahora somos los más dedicados y comprensivos, pero a la vez los más débiles e inseguros que ha dado la historia.
Lo grave es que estamos lidiando con unos niños más "igualados", beligerantes y poderosos que nunca existieron.
Los últimos que le tuvimos miedo a nuestros padres y los primeros que tememos a nuestros hijos. Los últimos que crecimos bajo el mando de los padres y los primeros que vivimos bajo el yugo de los hijos.
Lo que es peor, los últimos que respetamos a nuestros padres, y los primeros que aceptamos que nuestros hijos no nos respeten.
En efecto, antes se consideraban buenos padres a aquellos cuyos hijos se comportaban bien, obedecían sus órdenes y los trataban con el debido respeto. Y buenos hijos a los niños que eran formales y veneraban a sus padres.
Y son los hijos quienes ahora esperan el respeto de sus padres, entendiendo por tal que les respeten sus ideas, sus gustos, sus apetencias, sus formas de actuar y de vivir. Y que además les patrocinen lo que necesitan para tal fin.
Esto explica el esfuerzo que hoy hacen tantos papás y mamás por ser los mejores amigos de sus hijos y parecerles "muy cool" a sus hijos.
Los hijos necesitan percibir que durante la niñez estamos a la cabeza de sus vidas como líderes capaces de sujetarlos cuando no se pueden contener y de guiarlos mientras no saben para dónde van.
Si bien el autoritarismo aplasta, el permisivismo ahoga.
Sólo una actitud firme y respetuosa les permitirá confiar en nuestra idoneidad para gobernar sus vidas mientras sean menores, porque vamos adelante lidereándolos y no atrás cargándolos y rendidos a su voluntad.
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