Si algun día nos meten a la carcel por descargar música....

Cuando yo era un niño creciendo en un barrio empobrecido al sur de la ciudad- eso cuando el sur se detenía en el cerro de la Loma Larga y Valle Oriente eran apenas unos cuantos caminos atravesado por una carretera solitaria- cada sábado era una mezcolanza musical.

Seguramente porque el parque vehicular era bastante menor que el de ahora los sonidos parecían venir de todas partes. Desde algún lugar en la colonia Independencia se escuchaban sonidos de música colombiana- Alfredo Gutiérrez y el apartamento tres – ahí en el barrio con los vecinos: Pedro Yerena, Juan Salazar. En casa Chelo Silva – de a diario mas bien. Era como si la música fuese el principal desahogo  de aquellas épocas.

Unas casas más abajo- apenas cuatro - vivía otra familia con la que extrañamente compartíamos el mismo apellido pero sin parentesco alguno.
Nunca supe exactamente los nombres de ellos, solo su apellido y que se la pasaban reparando carros – no de otros, sino de ellos mismos. Carcachas destartaladas a las que le ponían mucho empeño pero poco talento
Lo interesante de ellos no era que se dedicaran a la mecánica, ni su aqpellido o que construyeran y dejaran luego por grandes lapsos sus proyectos en la calle – Boogies y Tubulares había siempre frente a su tejaban. Lo interesante era la música que escuchaban

“Música de mariguanos” - diría mi padre y si siguiéramos los estereotipos,  la apariencia melenuda confirmaría las palabras del viejo.

Estos chicos que andarían en la veintena – aunque a mí me parecían mucho mayores – escuchaban  rock and roll del puro … Creedence, Black Sabbath, Led Zeppelin, Carlos Santana, Deep Purple, Iron Butterfly... no creo haberles oído a los Beatles…lo suyo era el rock psicodélico o el naciente hard rock…
Madre de Dios !lo que oían esos chavales ....hasta eso…tampoco era una escandalera…pero si sonaba muy distante de nuestra realidad en aquel momento en el que los 70’s apenas y si abrían los ojos…y en el que era novedad todo eso.

Hoy, muchos años después el Monterrey de entonces ha cambiado. Morones Prieto ya no es una carretera de dos carriles, mi casa desapareció anexada por un internado y no sé qué será de los vecinos rocanroleros…en realidad no me interesan tanto….sólo se quedaron en mis recuerdos como algo anecdótico.

Lo que si se quedo es la música…esa que curiosamente y  después de todo este tiempo se ha transformado  (tal vez debería decir que ha mutado), de ser  música de hippies estridentes a convertirse en la nueva música clásica…y que como toda música clásica es atemporal..eterea e inasible….
A lo mas que podemos aspirar con ella es a agitar nuestras piernas, manos, cabezas y decir…

LARGA VIDA AL ROCK AND ROLL !!